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Proyecto de eutanasia en Chile: El rechazo de la Iglesia y universidades católicas

Por Sophia Luengo Cuevas

Representantes de la Iglesia y académicos de medicina advierten sobre los riesgos éticos y sociales de la ley, subrayando la importancia de proteger la vida hasta su término natural.

El Congreso se encuentra debatiendo un proyecto de ley que busca regular la eutanasia y el suicidio asistido, generando un amplio debate público y académico. Mientras algunos sectores defienden el derecho a decidir sobre el propio fin de vida, otros llaman a proteger la dignidad humana. Obispos, académicos en bioética y decanos de facultades de medicina de casas de estudio católicas expresaron su rechazo al proyecto, advirtiendo que vulnera a la persona y desnaturaliza la misión de la medicina, cuyo fin es acompañar y cuidar la vida hasta su término natural.

La postura de los obispos

El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal emitió una declaración en la que expresó su “profunda preocupación” frente al proyecto. En ella se señala que la eutanasia refleja la incapacidad de una sociedad para dar una respuesta verdaderamente humanitaria al sufrimiento.

Al respecto, el Obispo Auxiliar de Concepción y Vice Gran Canciller de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), Monseñor Bernardo Álvarez, afirmó que se trata de “una grave violación de la Ley de Dios y un acto moralmente inaceptable cuya consecuencia final es la eliminación deliberada de una persona”.

Según explicó Monseñor Álvarez, desde la mirada de la fe católica la eutanasia vulnera la dignidad humana porque “todo ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios y redimido en Cristo. Su dignidad es infinita y no depende de las circunstancias ni de su condición física o social”.

El Vice Gran Canciller UCSC subrayó la importancia de los cuidados paliativos y del acompañamiento espiritual, recordando que “la verdadera compasión consiste en padecer con el que sufre, no en provocarle la muerte”.

La mirada bioética

La Directora del Instituto de Bioética de la UCSC, Carmen Gloria Fraile, se sumó a la discusión y advirtió que la eutanasia trae consecuencias sociales, morales y sanitarias. Desde su mirada, este tipo de prácticas erosionan el bien común y la solidaridad, pues dejan de importar la suerte del otro y prevalece únicamente el interés individual.

En el plano moral, explicó que la eutanasia implica un acto de eliminación de la vida, aunque se busque genuinamente liberar a la persona del sufrimiento. Y por último, en lo sanitario, agregó que, “contradice el sentido último de la medicina, que es acompañar y cuidar incluso cuando ya no es posible curar”.

Respecto a la dignidad, la directora resaltó que hoy existe una confusión entre el valor de la vida y la calidad de vida, pues “la dignidad humana no depende de lo que hago o siento, sino de lo que soy. Es inherente, no puede perderse y de allí emana el reconocimiento de derechos fundamentales como la protección de la vida”.

Enfatizó además que la verdadera alternativa frente al dolor y la vulnerabilidad no es la eutanasia, sino el fortalecimiento de los cuidados paliativos. Estos, como enseña la encíclica Evangelium Vitae, ofrecen un acompañamiento integral en lo físico, psicológico, social y espiritual, dando al paciente la certeza de no ser abandonado.

Facultades de Medicina: Compromiso con la vida

En paralelo, los decanos de las Facultades de Medicina de distintas universidades del país emitieron una declaración pública en la que expresaron su “profunda preocupación” por la tramitación del proyecto. Entre los firmantes se encuentra el Decano de la Facultad de Medicina de la UCSC, Patricio Manzárraga.

“El verdadero respeto a la autonomía ya está garantizado. Un paciente puede rechazar tratamientos no deseados, y esa decisión debe ser respetada. La diferencia esencial está en provocar directamente la muerte”, señala el texto.

Los decanos advirtieron además que el proyecto desnaturaliza la relación médico-paciente, al obligar a incluir la eutanasia y el suicidio asistido como alternativa en la información de diagnóstico. “Una sociedad justa y solidaria no ofrece la muerte como prestación de salud, sino cuidados paliativos, acompañamiento y alivio hasta el final de la vida. Esa es nuestra verdadera compasión”, enfatizaron.

Un llamado a la sociedad

La Iglesia, los expertos en bioética y las Facultades de Medicina coincidieron en señalar que la eutanasia representa un retroceso ético y humano, y llamaron a la sociedad a responder con una cultura del cuidado y la solidaridad. “El sufrimiento no se erradica exterminando al que sufre. La verdadera respuesta es acompañar y cuidar, porque la vida tiene siempre dignidad y valor, independientemente de las circunstancias”, concluyó Monseñor Bernardo Álvarez.